“La vida del cuerpo es fundamental
para el espíritu, es tarea de la filosofía reflexionar sobre la nutrición”.
Esta propuesta de Nietzsche bien la ha tomado Onfray para darle ese estatuto a
la gastronomía, como indiscutible producto cultural.
Sin abandonar la lectura amena y con buen humor, este libro recorre un camino que
alterna capítulos entre líquidos y sólidos, y se hace justicia sobre los
sentidos del gusto y el olfato tan relegados por la primacía de lo visual en
Occidente.
Aquí algunos de nuestros pasajes
favoritos:
“La gastronomía no es una colección de
anécdotas sin interés, una serie de pequeñas historias mas o menos graciosas
sin consistencia o espesor, sino que allí hay ironía en la acción, subversión
en la práctica y filosofía en la vida. El sentido se halla menos en los libros
que en la existencia. La eficacia, en todo caso es consecuencia de sostener
mutuamente sus riquezas respectivas”
“El misterio del menú, al menos en
parte, reside en su poética, lo que el título vela, desvela, oculta, muestra,
deja adivinar o suponer acerca de las operaciones que permitieron el pasaje del
producto natural a su presentación cultural.”
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